Roma, el ocaso del Imperio

El ocaso del Imperio Romano de Occidente

Roma, año 476 después de Cristo

Debería resultarnos aleccionador constatar que, dos mil años después, la tragedia egipcia se volvió a representar a gran escala aunque, en esta ocasión, los actores fueron los bárbaros del norte que provocaron la destrucción del Imperio Romano de Occidente. En este caso, la decadencia no fue propiciada por la disgregación del Imperio en regiones autónomas sino por la pérdida progresiva de las virtudes que habían sustentado el engrandecimiento de Roma, y por la generalización de vicios como la corrupción, la indolencia, la cobardía, la inmoralidad, la demagogia, el hedonismo, y la caída en picado de la natalidad… ¿No nos suena de algo?

Al igual que ocurriera en Egipto, también en Roma se produjo una inmigración masiva, aparentemente pacífica, y una abrumadora infiltración en el ejército favorecida por el hecho de que los romanos se habían vuelto más egoístas y menos patriotas… ¿Por qué será que me sigue sonando a cosa conocida?

En el siglo cuarto, cuando ya era tarde para frenar la invasión, Sinesio de Cirene (370-414) se quejaba de la excesiva tolerancia que el emperador Teodosio I (379-395) había mostrado hacia los bárbaros: Los ha tratado con dulzura, les ha otorgado el título de aliados, les ha concedido derechos políticos honores y tierras, pero los muy desagradecidos toman por debilidad la generosidad y se han vuelto insolentes y arrogantes; y en su discurso ACERCA DE LA REALEZA pronunciado ante el emperador Arcadio (378-408), criticaba la corrupción, el abuso de poder y que la defensa de las fronteras se hubiese encomendado a legiones formadas por germanos… Sí, sí, hablaba de la Roma imperial aunque casi todo suene a actualidad.

Pero a pesar de la clarividencia de Sinesio, de Amiano Marcelino ( 330-400) y de muchos otros, la invasión de los bárbaros y todo el cúmulo de desgracias que acarreó, eran ya inevitables. La cultura grecorromana fue destruida y todos los avances aportados por Roma desaparecieron; dejaron de funcionar las escuelas, la policía y los tribunales de justicia; sin labores de mantenimiento se arruinaron los edificios, las calzadas, los acueductos y los monumentos; la industria y el comercio desaparecieron; desapareció también el orden público, los caminos se volvieron peligrosos y la brillante civilización urbana fue sustituida por una población rural embrutecida que malvivía en la pobreza, el analfabetismo y la ignorancia; sin moneda ni comercio se volvió otra vez la economía de trueque, y la barbarie, el salvajismo y el atraso, se adueñaron de Occidente durante siglos.

Los romanos no conocían la historia de Egipto. Nosotros, en cambio, conocemos la historia de Egipto, la de Roma y la de todos los imperios y naciones posteriores; y sin embargo…


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