REYES MAGOS

Los Reyes Magos

1 – Introducción

Desde que, hace ya muchos siglos, la península ibérica fuera romanizada o casi, los habitantes del hispano solar hablamos idiomas derivados del latín, legislamos con derecho romano, administramos al estilo romano, alimentamos nuestro espíritu con cultura romana, educamos nuestro intelecto en modos de pensamiento romanos y, como no podía ser de otra forma, también nuestra cocina es heredera directa de la “re coquinaria” romana.

Posiblemente estemos asistiendo a la desaparición de este mundo y de las tradiciones que aún vivimos los europeos otrora romanizados. Por mor de la globalización, estamos integrando en nuestra vida cotidiana, usos y costumbres procedentes de otras culturas que jamás estuvieron bajo el influjo de Roma, y lo estamos haciendo a un ritmo progresivamente acelerado, al tiempo que nuestras propias tradiciones se diluyen y desdibujan. Quizás, donde mejor se evidencie el desembarco de este tropel de influencias foráneas, sea en la gastronomía, porque ¿quién, a estas alturas, no ha probado e incluso cocinado comida china, africana, india, japonesa o tailandesa? Para un número cada vez mayor de europeos, consumir algunas de estas cocinas es ya cosa rutinaria.

Sin embargo, columbro que la total erradicación de los vestigios de Roma de nuestras entrañas culturales no sucederá jamás. Roma continúa presente en nuestras costumbres, usos, ritos y celebraciones, sin que, en la mayor parte de los casos, seamos siquiera conscientes de ello. Y no hay mejor ejemplo que las fiestas navideñas, tan nuestras, tan entrañables y tan… ¿cristianas?

2 – El origen de la Navidad

North_seasonCuando el año periclita, llega el momento de celebrar la Natividad de Jesucristo, una de las fiestas más destacadas del calendario cristiano. Pero el origen de esta celebración hay que buscarlo mucho, muchísimo antes en el tiempo. Puede que medio millón de años atrás, cuando los “Homo erectus” descubrieron la forma de dominar el fuego. De manera sorprendente y por ahora inexplicada, este descubrimiento se produjo simultáneamente en todos los lugares de la Tierra en los que habitaban los hombres erguidos. ¿Serían ellos los primeros en interpretar en clave de pensamiento mágico que, al acercarse el solsticio de invierno, las noches se hacen progresivamente más largas y el astro rey parece sucumbir ante el poder de las tinieblas? ¿Serían sus descendientes los “Homo neanderthalensis” o, más probablemente, nuestros antepasados directos los “Homo sapiens”? Tal vez nunca lo sepamos. Pero es el caso que este ciclo anual llega a un punto de inflexión a partir del cual, la luz hace retroceder a la oscuridad y los días vuelven a alargar en detrimento de las noches. En algún tiempo y en algún lugar, nuestros antepasados decidieron festejar ese momento mágico, utilizando la luz de las llamas domeñadas por “erectus”, para rendir homenaje al dios sol y secundar su sempiterno combate contra la oscuridad. Desde entonces, la victoria de la luz desata el júbilo y la esperanza de los hombres: el ciclo de la vida se renueva y es motivo de fiestas y celebraciones.

Los “paganus” o campesinos romanos, lo celebraban con antorchas, árboles de fuego, y todo lo que reprodujese el poder de la luz solar. Saturnales4Estos ritos formaban parte de las fiestas solsticiales, las llamadas saturnales celebradas en honor al dios Saturno, y eran los festejos más importantes  del calendario romano. Comenzaban con un banquete público el 17 de diciembre, día de la consagración del templo de Saturno, y se prolongaban durante siete días, hasta el 23. Las saturnales coincidían con la finalización de los trabajos del campo, momento en el que toda la familia campesina, incluidos los esclavos domésticos, disponía de tiempo para descansar y festejar.

Durante estas celebraciones que popularmente se conocían como «la fiesta de los esclavos», las clases sociales se mezclaban por unos días, los esclavos recibían una cantidad extra de vino y era corriente ver a los grandes señores compartir mesa con ellos. Durante esos días todos vestían sus mejores galas, los excesos en la comida y en la bebida constituían la norma, ciertas ligerezas de conducta resultaban tolerables y reinaba un ambiente de hermandad, cordialidad y felicidad. El intercambio de parabienes y regalos entre parientes y amigos era norma de ineludible cumplimiento. Los más habituales eran velas y muñecos de barro.

dios-janoTras las saturnales y sin solución de continuidad, venían las fiestas dedicadas al dios Jano, el dios de los principios y del solsticio de invierno que, el día 25 de diciembre, abría las puertas del nuevo año.

Pero las analogías con nuestras tradiciones navideñas no paran ahí. Durante las saturnales las casas se decoraban con ramos de laurel para mostrar que durante el frío invernal, la vida sigue latente esperando la eclosión de la primavera. Esta tradición también ha llegado hasta hoy, pero en las más boreales formas del muérdago y de los arbolitos navideños decorados con bolas que representan futuros frutos. Y luces, luces por doquier en homenaje al sol que, un año más, triunfará sobre las tinieblas.

Resulta incuestionable que la fiesta campesina/pagana más popular, fue adoptada por los cristianos para celebrar el nacimiento de Jesucristo, sumando a las tradiciones saturnales, los rituales mitraicos que fueron incorporados por Roma medio siglo antes del nacimiento de Cristo. Su origen es muy anterior al surgimiento del Imperio. Los importaron las legiones de Pompeyo desde Persia, donde se practicaba el zoroastrismo o mazdeísmo desde el segundo milenio antes de Cristo. Esta religión era resultado de la fusión de las religiones practicadas por las tribus iranias y las indoarias que se mezclaron en el Turquestán; por eso tanto en la religión de los discípulos de Zaratustra o Zoroastro como en la primitiva religión india, encontramos al dios Mitra, el dios del sol y de la luz, hijo de la divinidad suprema Ahura Mazda -Señor Sabio- el único creador increado de todo.

MitraCuando surgió el cristianismo y tuvo que adoptar los rituales propios de una religión, se inspiró en los cultos que tenía próximos.  Por eso hay tantas y tan sorprendentes similitudes con el rito mitraico tan extendido por entonces en el Imperio Romano: el dios Mitra nació un 25 de diciembre en una cueva, adorado por pastores; ayunó durante cuarenta días en el desierto, murió, resucitó y ascendió a los cielos, evento que se celebraba al inicio de la primavera; sus adeptos no santificaban el sábado sino el domingo día del Sol; se llamaban hermanos, se bautizaban con agua y ayunaban periódicamente; sus sacerdotes eran célibes; el rito principal de la religión mitraica era un banquete ritual cuyos protagonistas estelares eran el pan y el vino que simbolizaban la carne y la sangre de Mitra; se reunían en mitreos, recintos subterráneos como las catacumbas de los primeros cristianos, y muchos de los valores morales enseñados por sus sacerdotes eran coincidentes con los cristianos, como la honradez, la honestidad, la pureza, la templanza y la seguridad en la inmortalidad del alma. Las coincidencias resultan realmente extraordinarias.

Influidos por el culto a Mitra, el dios del sol que naciera un 25 de diciembre, los romanos establecieron como oficial la religión del “Sol Invictus”, el Sol Invencible, e instituyeron la celebración de su fiesta en la medianoche del 24 de diciembre, al igual que nuestra Nochebuena.mithraeum-san-clemente

Mitraismo y cristianismo compitieron por alcanzar la supremacía en el sociedad romana hasta el siglo IV, cuando el emperador Teodosio decretó que el cristianismo fuera la única religión oficial del Imperio. Ya entrado el siglo III, y con un cristianismo en ascenso, surgió entre los cristianos la inquietud por celebrar el nacimiento de Jesús. Se barajaron fechas tan dispares como el 6 de enero, el 25 de marzo, el 15 de abril, el 20 de mayo y algunas otras. Pero los doctores de la Iglesia, viendo que los fieles permanecían apegados a la costumbre de las saturnales, del posterior culto mitraico y del aún más tardío Sol Invicto, acordaron celebrar la natividad de Jesús en el mismo día del nacimiento de Mitra con lo que, además de sancionar la costumbre de los fieles, facilitaban la conversión de los paganos. En el año 325, en el Concilio de Nicea, la Iglesia oficializó lo que ya era tradición, consagrando el 25 de diciembre como fecha de la Natividad de Jesucristo.

Actualmente, correlacionando los datos que proporciona la Biblia con los de otras fuentes, los investigadores piensan que, en realidad, el nacimiento de Jesús de Nazaret debió tener lugar a finales de septiembre o principios de octubre.

PortalBN3 – Ahnenerbe, la organización nazi que suprimió la Navidad

En cierta ocasión, Hitler le reprochó a su correligionario Herman Rauschning: Si cree usted que nuestro partido es solamente un partido político, es que no ha entendido nada. En efecto, el nazismo pretendía convertirse en la nueva cosmovisión que sustituyera las creencias religiosas del pueblo alemán por los preceptos del antiguo paganismo germano y los dogmas de fe del nazismo. A tal fin Heinrich Himmler, comandante en jefe de las SS y entusiasta seguidor de las ciencias ocultas, creo la “Deutsches Ahnenerbe”, una organización de fachada científica, dedicada a realizar y divulgar investigaciones en apoyo de la ideología nazi, en especial de sus teorías relacionadas con la raza aria. En realidad, esta sección esotérica de las SS, basó su estructura y buena parte de su ideología en una anterior secta de asesinos conocida como la sociedad Thule, dirigida por un autoproclamado precursor del anticristo. El propio Adolf Hitler se había afiliado a ella en 1922.

Una de las prioridades de la Ahnenerbe era acabar con el cristianismo eliminando progresivamente la influencia que tenían los ritos cristianos en el pueblo alemán, y dar forma a una religión propia del nazismo. Para lograrlo Friedrich Hielscher, ocultista oficial del régimen e ideólogo de la operación, hizo que Himmler superpusiera las fiestas paganas a las cristianas, e instaurara un nuevo calendario donde las fechas anuales más importantes, como la Navidad, fueron cambiadas por festividades y ritos paganos, supuestamente practicados por los antiguos pueblos germanos. De esta forma, pretendía que los cristianos dieran de lado a sus creencias y abrazaran la nueva religión de la Ahnenerbe.

En realidad no inventaban nada nuevo. Lo mismo habían hecho siglos antes los cristianos primitivos en la antigua Roma, adoptando los rituales del mitraísmo y superponiendo sus festividades a las celebraciones paganas. Eso sí, con un éxito considerablemente mayor que el de los nazis.

Pero los nazis no fueron los primeros ni los únicos. En el siglo XVII los puritanos ingleses prohibieron la Navidad en Inglaterra en el año 1647, prohibición que duró hasta 1660, y los puritanos de Boston hicieron lo propio entre 1659 y 1681. En la Francia post-revolucionaria del siglo XVIII, durante el terror jacobino, también estuvieron prohibidas las celebraciones navideñas. Los prebostes nacionalsocialistas en cambio, evitaron la prohibición y prefirieron sustituir la Navidad cristiana, adoptando para ello la fiesta romana del Sol Invicto, el día del nacimiento de Mitra.

Y es que, como dice Giuseppe Tomasi di Lampedusa en su novela “El Gatopardo”, es necesario que todo cambie para que todo permanezca.

4 – Origen del Año Nuevo

Apenas hemos terminado de glorificar la Navidad sin ser conscientes de haber perpetuado ritos, tradiciones y costumbre que tienen miles de años de antigüedad, cuando nos vemos metidos de hoz y coz en el fin de año.

Tal vez, la más curiosa tradición gastronómica pagana de la que somos herederos sea el roscón de Reyes. Los romanos dedicaron el primer mes del año al dios Jano, el dios de las puertas, de los inicios y de los finales. De su nombre derivan las palabras enero, janeiro, gennaio o janvier. Para honrarlo, en las fiestas de Año Nuevo hacían unas tortas redondas con higos, dátiles y miel, que se repartían entre los esclavos y escondían en su interior un haba que representaba el augurio de la prosperidad. El premio para el que encontrase el haba consistía en ser liberado durante el tiempo que duraban las fiestas. En el siglo III el rito pagano fue asimilado por los cristianos, pero dando el protagonismo a los niños: a quien le tocaba el haba, se convertía en rey por un día.

Y como cabe sospechar, la idea de celebrar la llegada del Año Nuevo con una fiesta de órdago a la grande y sus correspondientes dosis de desinhibición y desmadre, tampoco es ni original ni moderna. De hecho, los gorritos, matasuegras y confeti, el cava por azumbres y los movimientos corporales convulsos y sincopados hasta las claras del primer día del nuevo año, no son más que melindres y pamplinas comparados con las juergas que organizaban los sumerios hace más de cuatro mil años. Para empezar, la fiesta duraba una semana durante la cual, tanto las autoridades civiles como las religiosas costeaban banquetes públicos, el vino y la cerveza corrían a raudales y las ciudades-estado del primer imperio fundado por la humanidad entre los ríos Tigris y Éufrates, se convertían en el escenario de una orgía continua, solo interrumpida para comer, beber y dormir la mona.

Room 56 - Mesopotamia 6000-1500 BCEl calendario sumerio tenía solo dos estaciones, y el año comenzaba a finales de abril aproximadamente, coincidiendo con el inicio de su estación de verano. La fiesta de Año Nuevo estaba dedicada a Inanna (más tarde sincretizada con la Ishtar acadia) diosa del amor, del sexo, de la fertilidad y de la guerra. Los sumerios tenían una total desinhibición respecto al sexo, lo consideraban parte esencial de la vida, y durante esos días lo practicaban al por mayor para mejor honrar a su diosa. El acto principal de las celebraciones era la ceremonia del matrimonio sagrado o hierogamia, en la que el gobernante de la ciudad renovaba anualmente su divina autoridad, fornicando en el templo con la gran sacerdotisa, ante la estatua de la diosa. Actuaban en representación de Inanna y su consorte Dumuzi, y con este ritual impetraban la fertilidad de las mujeres, los campos y el ganado, durante todo el año. A continuación todo el mundo los imitaba con su cónyuge, con sus amantes o con las sacerdotisas prostitutas, las hieródulas, cuya sagrada tarea constituía la mayor fuente de ingresos de los templos. Durante esos días era normal ver a las parejas por las calles practicando sus destrezas amatorias sin recato ni pudor, palabras que no debían gozar de mucho predicamento en el léxico sumerio. Lo dicho, toda una semana de auténtico festín orgiástico y desenfrenado.

5 – Epílogo: sorprendentes coincidencias

Resulta asombroso que dioses tan alejados temporal y geográficamente como el príncipe Sidarta, más conocido como Buda; Freyr el dios escandinavo de la lluvia, la fertilidad y el sol naciente; Huitzilopochtli principal deidad de los mexicas; Inti el dios Sol de los incas; o Dionisio, el dios griego del vino, entre otros, también nacieran en el solsticio de invierno, alrededor del 25 de diciembre. ¿Será, tal vez, que la globalización ya funcionaba mucho antes de que nuestra generación se atribuyera su invención?

Y al margen ya de las fiestas navideñas, si nos sorprendieron las coincidencias entre mitraismo y cristianismo, las similitudes entre la mitología sumeria y la Biblia son tales, que se hace muy difícil creer que sean solo fruto de la casualidad. Juzgue el lector por sí mismo.

⇒Ki, diosa de la tierra y madre de Enlil, el dios más importante del Panteón sumerio, creó a la diosa Ninki con una costilla de Enki, que la tomó por esposa.

⇒Enki y Ki crearon a los hombres para servir a los dioses. Ki les dio un lugar paradisíaco donde podían vivir sin miedos y sin privaciones, pero los hombres se comportaron de manera indigna y Ki los expulsó del paraíso.

⇒El héroe sumerio Gilgamesh fue el quinto rey de la ciudad de GilgameshUruk sobre el 2.700 antes de Cristo. En el Poema de Gilgamesh se narra que Enlil decidió destruir a los hombres porque le resultaban ruidosos y molestos. Enki, el dios de las aguas, avisó a Ziusudru, un hombre bueno, que construyó un barco y subió a él con semillas y animales de todo tipo, su familia y los artesanos que lo ayudaron. Durante siete días y siete noches llovió sin parar y pereció todo ser viviente excepto Ziusudru y sus acompañantes. Cuando dejó de llover y el barco quedó varado en el monte Nitsir, Ziusudru soltó sucesivamente una paloma, una golondrina y un cuervo que regresó con una rama verde en el pico, mostrando así que la inundación había pasado. Ziusudru ofreció un sacrificio a los dioses y éstos le concedieron la inmortalidad.

⇒La diosa Inanna, tras ser violada por un jardinero, lanzó contra la humanidad una serie de plagas tales como conversión del agua en sangre, lluvia de ranas, plaga de langostas, úlceras dérmicas… después bajó a los infiernos y murió tras atravesar la séptima puerta, pero resucitó al tercer día y ascendió triunfante al mundo con mayor gloria y poder que antes.

⇒Los sumerios fueron los primeros en escribir tratados morales que constituyen los más antiguos textos de filosofía conocidos. En el “Tratado del Justo Sufriente”, los dioses se emplean en enviar toda clase de desgracias, penurias y enfermedades a un hombre justo y piadoso que las sobrelleva con paciencia, mostrando en todo momento sumisión y respeto a los designios de la divinidad.

⇒Sargón I, el primer rey acadio que unificó Mesopotamia y fundó el Imperio Acadio, fue hijo de una gran sacerdotisa que lo alumbró en secreto, lo jesus_y_su_misterio-nabucodonosor_y_babiloniapuso en un cesto de juncos sellados con pez y lo depositó en el río Éufrates. Akki el jardinero, lo recogió y lo crió como hijo suyo. Siendo jardinero a su vez, la diosa Inanna se enamoró de él. Después se convirtió en el copero de Urzababa, rey de la ciudad de Kish. Caído en desgracia, Urzababa intentó darle muerte, pero la diosa Inanna lo salvó y lo ayudó para que alcanzara la realeza.

No cabe duda de que, durante el medio siglo que la aristocracia judía fue “invitada” a vivir exiliada en Babilonia por gentileza de Nabucodonosor II, los sabios de Israel tomaron buena nota de la mitología sumeria, asimilada después por los acadios y transmitida por éstos a los babilonios, de los que la aprendieron los israelitas, inspirando en gran medida el Antiguo Testamento.


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