Torre de Abdelaziz

La Torre de Abdelaziz o de Santo Tomás o del Homenaje

En la fotografía puede verse la esquina de la avenida de la Constitución con la calle Santo Tomás de Sevilla. En ella apenas destaca la Torre de Santo Tomás o de Abdelaziz, llamada así en honor de Abd al Aziz ibn Musa, segundo emir de Al-Ándalus que vivió en Sevilla (Ishbiliya) hasta el 716, año en que murió asesinado.

La construyeron los almohades a mediados del siglo XII, cuando ampliaron las defensas de los Reales Alcázares. Con esa ampliación, las murallas de Sevilla abarcaron un total de 150 hectáreas.

Esta torre constituía el vértice noroccidental de una alcazaba construida entre 1151 y 1171 para albergar las tropas que defendían el palacio de gobierno, y además formaba parte de una coracha que protegía de una posible invasión a través del Guadalquivir.

De la Torre de Abdelaziz, colindante con la Puerta de la Victoria que daba acceso al recinto del Alcázar, partía una segunda muralla que conectaba con la Torre de la Plata, el Postigo del Carbón, y continuaba hacia el oeste. A principios del siguiente siglo, en 1221, se culminó la obra con la construcción de la torre del Oro que remataba el extremo suroccidental de la muralla.

Torre de la Plata y Torre del Oro

Es curioso constatar que cada una de las torres que jalonaban esa muralla, iba aumentando el número de lados según su proximidad al río. Los almohades sabrían por qué. Así la primera, la más alejada, que hoy está totalmente incluida entre los edificios, tiene cuatro. La torre de Abdelaziz que es la segunda, tiene seis. La tercera, la torre de la Plata, tiene ocho, y la cuarta, la Torre del Oro que está situada a orillas del río y defendía el puerto, tiene doce.

Al tiempo que estaban integradas en el conjunto defensivo de la ciudad, las murallas palatinas que incluían la Torre de Abdelaziz, aislaban un complejo entramado de edificios situados en el sector meridional, que albergaban los poderes político, administrativo, económico y religioso; una suerte de “ciudad prohibida” a la que no tenían acceso los ciudadanos normales.

La torre de Abdelaziz sufrió serios daños a causa del terremoto de 24 de agosto de 1356, y fue reconstruida por Pedro I en un estilo mudéjar similar al del palacio del rey en los Reales Alcázares. Tiene quince metros de altura de los cuales ocho están rellenos de tapial. Su planta forma un pequeño hexágono, cada uno de cuyos lados mide solamente un metro y medio. Actualmente, varios de sus lados están embutidos en los edificios contiguos que, además, la superan en altura, motivo por el cual pasa bastante desapercibida. Estos edificios fueron construidos en 1919 por Aníbal González Álvarez-Ossorio, el famoso arquitecto sevillano que también construyó la Plaza de España y mandó plantar los naranjos que, desde entonces, caracterizan Sevilla.

Ese mismo terremoto también provocó daños en la Torre del Oro, y el rey castellano la mandó restaurar añadiéndole, además, el segundo cuerpo, también dodecagonal. El tercer cuerpo, cilíndrico, se añadió en 1760 cuando se repararon los daños causados por el terremoto de Lisboa ocurrido el uno de noviembre de 1755.

Según la tradición, la Torre de Abdelaziz fue el primer lugar en el que ondeó el pendón de Castilla tras la conquista de Sevilla en 1248. Por ese motivo también se ha llamado Torre del Homenaje. El pendón se conserva en la Catedral, junto a la capilla del Bautismo.

Torre Pintura

Pintura de Joaquín Domínguez Becquer

El cuadro está pintado a mediados del siglo XIX por Joaquín Domínguez Becquer, tío del poeta Gustavo Adolfo (cuyos verdaderos apellidos eran Domínguez Bastida). En él puede verse que, en esa época, la torre sobrepasaba en altura a las casas colindantes que estaban adosadas a la muralla. A su derecha está la Puerta de la Victoria y a la izquierda, al otro lado de la calle Santo Tomás, se ve el Archivo de Indias.


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