Otro año más los españolitos de bien, los hijos de la España trabajadora y equilibrada que nos ganamos el pan con el sudor de nuestra frente y amamos la tierra de nuestros padres (que eso y no otra cosa significa ser patriota), hemos tenido que soportar el denigrante, ofensivo e indignante espectáculo de unos millares de malos españoles, hijos de la España rencorosa, irreconciliable y guerracivilista, injuriando impunemente los símbolos institucionales que nos representan a todos, con el aliento y el apoyo de unos dirigentes infames hijos de la España cainita, ante la innoble pasividad de unas autoridades cobardes y mezquinas, hijas de la España ambigua y relativista, y parapetados tras la indiferencia de la mayoría, hijos de la España autista.
Y lo peor es que ni siquiera me atrevo a expresar la opinión que me merecen los que insultan a la tierra de mis padres, por miedo a que el peso de la ley, esa misma ley que tolera la ofensa y el vilipendio de los símbolos de mi patria, caiga sobre mí de modo brutal e inmisericorde.
Por eso me limito a preguntarme y preguntar ¿dónde están los hijos de la España sensata y cabal? ¿Queda alguno?